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La Virgen de Fátima es una criatura cibernética creada por la Fátima, como su nombre indica, se ha convertido en un fenómeno estudiado por beatos y frikis a partes iguales.
Poco se conoce de esta superarma creada por el Vaticano para la dominación mundial, aunque se sabe de ella la integración de varios poderes y habilidades.
Cuenta la tradición que el 13 de mayo de 1917, en el bello pueblo de la chingada Fátima, la virgen se apareció a tres putillos pastorcillos y les hizo unas revelaciones. En realidad, recientes investigaciones teológicas han demostrado que los tres pastorcillos eran en realidad albañiles que edificaban el chalet de veraneo del Arzobispo de Fátima. Al parecer, se les apareció la virgen subida en un arbol, desprovista de prenda alguna su túnica habitual y con un liguero negro y medias de rejilla. Segun cuentan había ganado peso, estaba sumamente despeinada y emitia un embriagador perfume de vino, probablemente tinto. Los tres honrados trabajadores dudaron por un momento de que se tratara de la mismísima virgen, pero ella se encargó de deshacer sus dudas exclamando con voz ronca: "que soy la virgen, hostias", para proceder acto seguido a hacerles las revelaciones. Por supuesto, la mención del plural de la sagrada forma disipó cualquier duda de su santidad que los supuestos pastorcillos pudieran haber albergado.
Sobre el contenido de las mismas existe aún una gran discrepancia dentro de la iglesia católica. El Santo Padre Benedicto XVI dedicó gran parte de su infancia a intentar desentrañar el misterio oculto tras el tercer misterio. Las conclusiones a las que llegó son:
Uno de los pastorcillos insinuaría algunos años más tarde en confesión que lo que les hizo la aparición no fueron revelaciones sino otra cosa que también acaba en "elaciones". El Concilio Vaticano II creo un grupo multidisciplinar de 603 cardenales que aún hoy siguen intentando discernir a qué se refería.
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